El hombre es un ser social, y es que es imposible pensar al hombre aislado. Es gracias a los distintos tipos de lazos que posee con quienes lo rodean, y con su entorno, que el cachorro humano deviene un hombre, un sujeto social.
Estos lazos nos envuelven, se repliegan para cuidarnos y se despliegan para darnos autonomía y dejarnos crecer. Día a día creamos esta red de contención donde desenvolvemos nuestra existencia.
Pero a veces, las vicisitudes de la vida nos llevan por caminos difíciles de transitar, con obstáculos que superar y esto puede repercutir en nuestra relación con el entorno. Nuestros lazos más importantes pueden cortarse, romperse o verse perjudicados.
La importante tarea de reconstruir las relaciones de un sujeto con su entorno no siempre es fácil. Para ello, muchas veces se necesita ayuda, una compañía, con el fin de seguir interactuando en la gran red que es la vida: Esa es nuestra apuesta.